¿Contagias energía o la robas?
Podemos estar en entornos donde nos sentimos bien y en otros donde nos venimos abajo.
Hay
personas que nos contagian energía positiva y nos animan a dar lo mejor
de nosotros mismos. Otras sin embargo, preferimos ternerlas a varios
kilómetros de distancia, por su visión tan negativa o por el
poco entusiasmo que nos generan. Estas últimas son los “ladrones de
energía” y seguro que todos conocemos a alguno. Tanto unas como otras
conviven en los equipos de trabajo y también en las familias, amigos…, y de dicha interacción
depende el rendimiento y parte de la felicidad de sus miembros. Ya
sabemos, con energía negativa es muy difícil sentirse con fuerzas, ser optimista y, por supuesto, rendir en el trabajo.
Sin embargo, la ciencia no se contenta con intuiciones y se apoya en
métodos rigurosos para saber de qué depende que seamos energizantes o
no.
Rob Cross, Wayne Baker y Andrew Parker,
investigadores de la Universidad de Virginia, de Michigan y de
Stanford, respectivamente, utilizaron por primera vez técnicas
analíticas y matemáticas para estudiar cómo se distribuye la energía de
las redes sociales en una organización. Cada red social tenía entre 44 y
125 personas, y en ellas unos destacaban por ser energizantes (personas
que aportan y contagian energía), y otros por ser desenergizantes
(personas que la roban o la destruyen en los equipos). En la
investigación clasificaron a unos y a otros, y lo más importante,
identificaron los motivos que había debajo. Para ello, realizaron
entrevistas donde valoraron el tipo de liderazgo, los roles, sus
motivaciones, la opinión que tenían hacia otros compañeros…
En
definitiva, buscaron que los entrevistados compartieran su visión sobre
sus interacciones cotidianas y qué repercusión tenía en su trabajo. De
todo ello, hicieron un listado de las cualidades que caracteriza a una persona
energizante. Veámoslas a continuación para poder aplicarlas a nuestro
día a día:
- Aporta ideas que inspiren: Las personas que participaron en la investigación resaltaron la capacidad de los energizantes para crear una visión que estimula. Mientras que los “ladrones” ven obstáculos a cada paso, los otros aportan posibilidades realistas para alcanzar los objetivos.
- Deja espacio para que los demás contribuyan: Si para aportar energía es necesario contribuir, también lo es permitir que los demás participen y se sientan escuchados. En la investigación, cuando describían a los desenergizantes hablaban de personas que parecían conocer todas las respuestas y no creaban oportunidades para escuchar otros puntos de vista, lo que terminaba en la ley del silencio o del aburrimiento. Así pues, la escucha activa potencia la energía positiva y crea ambiente de aprendizaje.
- Ser flexible: Los energizantes mostraron apertura para abordar los objetivos. Los investigadores descubrieron que estos asumían el cambio, no se peleaban por un camino preconcebido, sino que se adaptaban a las circunstancias.
- Busca el beneficio colectivo (sin olvidar el sentido del humor): Las personas entrevistadas definían a los energizantes como comprometidas e íntegras. Consideraban que anteponían el beneficio colectivo al personal y destacaban la coherencia entre lo que decían y lo que hacían. Además, cuando hablaban de la intensidad que había en algunas interacciones, usaban el sentido del humor para relajar el ambiente.
- Expresa esperanza: Las emociones ayudan a la energía positiva o negativa y, curiosamente, los investigadores descubrieron que la esperanza jugaba un papel crucial. En la medida que seamos capaces de expresar posibilidades futuras sinceras, pero optimistas hasta en momentos complicados, ayudaremos a despertar el entusiasmo en los otros.
Conclusión:
Todos podemos contagiar energía
positiva en la medida que aportemos ideas convincentes, dejemos espacio a
la contribución de los demás, seamos flexibles, busquemos el bien común
y expresemos esperanza hasta en momentos difíciles.
Referencias:
Cross, R., Baker, W. y Parker, A. (2003). What creates energy in organizations? MIT Sloan Management Review
Wasserman, S. y Faust, K. (1994). Análisis de la Red Social : Métodos y Aplicaciones. Inglaterra: Cambridge University Press.
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